Si te fijas en cualquier estantería de un supermercado verás cómo los “light” “0% azúcar” “healthy” y “sin calorías” se multiplican por todos lados… Y es que cada vez nos preocupamos más por nuestra alimentación, pero… ¿realmente son esos alimentos tan saludables como parecen? Te lo contamos a todo RYTHMO.

Porque cada vez tenemos menos tiempo para cocinar en casa, porque se ha puesto de moda contar calorías o porque creemos que el azúcar es el demonio. El hecho es que cada día estamos más preocupados por lo que comemos. Lo cual está muy bien. Pero en RYTHMO nos hemos dado cuenta de que prácticamente de cualquier producto alimenticio se fabrica su versión “saludable”. Y ponemos las comillas con mucha intención, porque realmente no todos son tan healthies como parecen.

Una leche condensada “light” efectivamente tiene menos calorías que la versión tradicional. ¿Eso quiere decir que tienes barra libre para agarrarte al bote? Pues no, porque su contenido en calorías y azúcares refinados sigue siendo altísimo. ¿Tiene algo de malo un zumo de naranja? ¡Por supuesto que no! El problema es si lo tomas pensando que es un sustituto de la fruta. Y mucho más si se trata de un zumo envasado.

 

¿Sabemos lo que compramos?

Al final, como siempre, es cuestión de información. Y de ser consciente de lo que compras en el super.  Lo suyo es poder desayunar tu zumo de naranja si así lo deseas o usar mayonesa “light”, pero sabiendo que el zumo no es una naranja y esa mayonesa de light tiene poco.

De eso queremos hablarte en RYTHMO. No de alimentos prohibidos, si no de productos que erróneamente solemos asociar a lo “saludable” y que, al hacerlo, incrementamos su consumo pensando que son totalmente inofensivos. Tal vez es mejor pensárselo dos veces antes de incorporarlos a tu rutina diaria de nutrición.

¡Vamos a ello!

 

Los refrescos sin azúcar

Que no tengan azúcar no quiere decir que sean totalmente inofensivos. Lo cierto es que no se sabe muy bien qué efecto tienen los edulcorantes a largo plazo y hay artículos científicos que relacionan el consumo de estos refrescos con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares. Aparte de los problemas que generan en el estómago las bebidas carbonatadas.

 

Los chips de verduras

Da igual si son de batata, plátano, zanahoria, remolacha… si son fritos, tendrán una cantidad de grasas saturadas similares a las patatas fritas. ¿Para tomarlas esporádicamente? Bueno, pero si están horneadas, mucho mejor.

 

Barritas de cereales

Cereales, frutos secos… ¿qué hay de malo? Bueno, al final, las barritas energéticas del súper no dejan de ser alimentos procesados. Sí, es cierto que son ricas en fibra, pero echa un vistazo a los ingredientes y verás un alto contenido de azúcares, aceite de palma y bastantes aditivos para darles color y sabor.

 

Ensaladas “camufladas”

No se trata solo de las que compras envasadas en el super. Quedas con unos amigos, vais al Burger y te pides una ensalada pensando que es la opción más ligera. Pero si viene con taquitos de bacon, queso, pan frito o “una salsa que no sé qué tiene, pero que está buenísima” pues al final te das cuenta de que a lo mejor te podrías haber pedido la burger, porque era lo que realmente te apetecía y porque era una ocasión especial que no se repite todos los días.

 

Jamón que no es jamón

Uno de los clásicos en las dietas, el jamón york o la pechuga de pavo cocida. Alimentos buenísimos en sí mismos, pero que cuando vemos la composición de determinados embutidos envasados, resulta que algunos tienen menos de un 60% de carne. ¿El resto? Aditivos, fécula de patata, azúcares, sal…

 

Tortitas de aire arroz

Contiene bastante sal, grasas trans, saborizantes y… ¿realmente sacian el apetito o necesitas comer una más al poco rato? En RYTHMO estamos seguros de que en tu nevera (concretamente, en el cajón de la fruta) tienes opciones más ricas e interesantes.

 

Yogures sabor fantasía

Para darle el sabor a fresa posiblemente tengan de todo menos fresa. Casi que mejor compras yogurt natural, lo mezclas con la fruta o el cereal que a ti te apetezca y andando.

 

Pan integral

¿¿Cómo?? Atención, que no estamos diciendo que el pan integral no sea saludable. ¡Por supuesto que lo es! Tiene más fibra y poder saciante que el pan blanco y es un alimento a incluir en tu dieta. Pero eso no quiere decir que sea light. Tiene más o menos las mismas calorías que el pan normal. Por eso, su consumo, en su justa medida.

 

Leche sin lactosa, bebidas vegetales y “cosas” sin gluten

Si las tomas porque tienes alguna intolerancia, perfecto. Además, es fantástico que cada vez haya más opciones en los supermercados. Pero si lo haces pensando en que son más saludables tenemos que decirte que no tiene por qué. De hecho, algunas de estas bebidas vienen muy enriquecidas con azúcar.

 

Las “recetas de la abuela”

O “sabor casero” o “estilo tradicional”… Seamos realistas, tu abuela no estaría dando vueltas a 3.000 litros de bechamel en una cuba industrial. Estos nombres comerciales que nos llevan a infancia y a hogar no significan prácticamente nada y bajo esta denominación se puede vender casi cualquier cosa. Si quieres estar seguro de estar disfrutando auténtica comida casera, es mejor que te pongas tú a los mandos de tu cocina. O puedes pedir un tupper a tus padres, eso también vale.

 

En resumen, la etiqueta importa

Vamos, que si quieres llevar un estilo de vida saludable, no te fíes tanto de los reclamos de venta de ciertos productos, como de sus ingredientes y composición. Pero no para no volver a tocarlos jamás de los jamases, más bien para saber concretamente qué tipo de alimento tienes delante y, con toda la información, decidir si deseas consumirlo.

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