Hacer la compra, mandar tropecientos correos, llamar a la compañía eléctrica, la comida de mañana, junta de vecinos, el disfraz del peque, el gym, reservar en el restaurante… la de cosas que se te pueden acumular en el día. Tantas que te abruman y no sabes ni por dónde empezar. Y, encima querrás tus 8 horas de sueño, claro… ¡alto! Date un respiro, seguro que ni todo es tan urgente ni todo tiene la misma importancia, así que, aquí tienes tu primera obligación del día (y la más útil): priorizar.
El estrés suele tener un efecto “bola de nieve”. Comienza siendo pequeño y manejable, pero si no haces nada y se te van acumulando tareas y más tareas, se empieza a convertir en una avalancha imparable que al final te pasa por encima. Y en Rythmo vamos a hacer todo lo posible para que eso nunca llegue a suceder.
Tener demasiados “to-do´s” en tu cabeza al final consigue el efecto contrario: te cuesta concentrarte y poner toda tu atención para hacer lo que tienes que hacer en ese momento de manera eficiente. Y así pasar rápidamente a “lo siguiente”. Priorizar te va a ayudar a liberar ese estrés que genera pensar en toda la cantidad de cosas que tienes pendientes.
Pero antes de empezar con ello, nos gustaría comentarte otro factor importante: aprender a decir “no”. Replantéate lo de ir a esa fiesta que no te apetece y responder que sí de forma automática a lo que te piden. Nadie puede con todo y tu misión en la vida no es hacer feliz a todo el mundo, así que quédate con lo que realmente es importante para ti.
Los beneficios de la priorización
Para empezar, establecer un orden de prioridades hace que te enfoques más en lo relevante, aumentando tu productividad. Es decir, haces más en menos tiempo y con mejores resultados. Y con ello viene el segundo y gran beneficio: paz mental. Sientes que tienes todo bajo control, menos estrés y mayor satisfacción personal. Júntalo todo y te vendrá una maravillosa palabra a tu cabeza: bienestar.
¡Ah! Y otro aspecto importante, cuando intentamos abarcar mucho al mismo tiempo es frecuente que lo urgente no nos deje ver lo importante. Perdemos el foco de cuáles son nuestros verdaderos objetivos a medio o largo plazo. Priorizando consigues tener tus metas profesionales y personales siempre a la vista y que nada te desvíe del camino hasta alcanzarlas.
Técnicas de priorización y gestión del tiempo
Puede parecer enormemente simple, pero no siempre lo hacemos: escribir la lista de tareas u objetivos, calendarizarlos y jerarquizarlos. Y si te resulta difícil hacerlo, existen técnicas bastante extendidas que se han mostrado muy útiles para conseguir un mayor rendimiento de tu trabajo. ¡Toma nota!
La técnica de la matriz de Eisenhower
Consiste en clasificar tus tareas en cuatro cuadrantes: urgente e importante, importante pero no urgente, urgente pero no importante y ni urgente ni importante. Prioriza las tareas que están en el cuadrante de urgente e importante y reserva tiempo para las que son importantes, pero no urgentes. ¿Qué hacer con aquello que no es ni urgente ni importante? Sencillo: delegarlas o eliminarlas de la lista.
El método Pomodoro
Se ha vuelto tremendamente popular sobre todo como técnica de estudio y encontrarás un montón de videos en RRSS sobre el método Pomodoro. Se basa en trabajar en bloques de tiempo de 25 minutos, seguidos de 5 minutos de descanso. Durante esos 25 minutos te enfocas únicamente en un objetivo de forma intensa y sin distracciones y, tras el descanso, decides si continuar o pasar a otra tarea.
Principio de Pareto
También conocido como la regla del 80/20. Según esta ley, el 20% del esfuerzo produce el 80% del resultado. O lo que es lo mismo, debemos prestar más atención a aquello que nos reporta más beneficio. Se trata de priorizar y trabajar pensando en los resultados para que, de toda tu lista de tareas diarias, al finalizar el 20 % logres el 80 % del impacto que puedes generar ese día. ¿La forma de empezar? Identifica qué tareas tienen el mayor impacto para ti y centra tu atención en ellas.
Y gánale tiempo al tiempo
Priorizar tiene muchísimo que ver con la productividad, así que, créenos, aunque dediques un tiempo al día a organizar tus tareas, va a ser una inversión de lo más rentable. Verás cómo todo comienza a salir, sientes mayor control y satisfacción, gestionas mejor el tiempo y te acuestas con esa agradable sensación que supone no tener la cabeza dando vueltas a todo lo que tienes que hacer mañana.
Pruébalo y nos cuentas, ¿te parece?
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