AAAAH, dormir! Una actividad totalmente rutinaria a la que no le das importancia si tienes la suerte de ser un lirón, pero que se convierte en una pequeña pesadilla si no descansas lo suficiente, o te cuesta coger el sueño, o te pasas la mitad de la noche mirando al techo.

Paradójicamente, es cierto que cuanto más nos obsesione la idea de dormir, más difícil lo tendremos, porque nuestra mente nos estará repitiendo “tienes que dormir, verás mañana qué cansado estás…” Y así, pues es difícil hacerlo. En este sentido, la práctica del mindfulness te ayudará bastante, pero si tus problemas para conciliar el sueño se alargan en el tiempo y te comienzan a afectar más de lo normal, no lo dudes: consúltalo con el médico.

Con lo que sí podemos echarte una mano en RYTHMO es dándote pequeños consejos o rutinas que te ayudarán a llegar a la cama más relajado y con el cuerpo en “modo descanso”.

 

La importancia de hacer un reset

25 años. Es el tiempo que vamos a dormir durante nuestra vida. Así que sí, es importante cuidarlo. ¿Por qué? Entre muchos otros beneficios…

  • Mejora la concentración y la memoria

Durante el sueño las células nerviosas se reparan para mejorar nuestra capacidad de razonamiento, asimilación de nueva información y agilidad en el procesamiento y retención de datos.

  • Tu cuerpo se autorepara

Los diferentes músculos se recuperan, lo que contribuye a un mejor rendimiento y a una mayor resistencia. Además, la salud cardiovascular mejora ayudando a controlar la tensión arterial. Y, por si fuera poco, se fortalece tu sistema inmunológico, por lo que estarás más preparad@ para afrontar enfermedades e infecciones.

  • Mejora el estado de ánimo

Esto seguro que no te sorprende. Lo de dormir mal y levantarse feliz es muy, muy infrecuente. De hecho, la falta de sueño está muy relacionado con problemas de salud mental como la ansiedad y la depresión. Y viceversa, el día que descansas bien, te levantas con mucha energía, más resiliencia y mejora tu relación con los demás.

 

Una noche con un montón de 💤

Lo primero de todo: no es raro que a lo largo de nuestra vida haya periodos en que los imprevistos, el estrés, o las preocupaciones nos hagan dormir peor. Nos ha pasado a todos. Por lo tanto, sí, es muy importante descansar y debemos tener una correcta higiene del sueño, pero también es cierto que, aunque sea fácil decirlo y difícil hacerlo, no conviene obsesionarse con ello. Si un día pasan las horas y no paras de dar vueltas en la cama, no lo intentes, ni te sientas culpable, simplemente levántate y hazte una infusión o ponte a leer. El sueño llegará. O no. Pero tampoco pasará nada porque duermas mal una noche.

 

Establece una rutina de sueño

Intenta acostarte y levantarte a la misma hora todos los días. Sigue un mismo RYTHMO. Así “entrenas” a tu cuerpo para que esté preparado para el sueño cuando llegue el momento.

 

Cuida el ambiente

Crea un entorno propicio, usa luces tenues antes de ir a la cama y procura que la habitación esté a oscuras y bien ventilada. Que la ropa de cama no sea demasiado ligera o muy calurosa y, por supuesto, nada de ruido, sobre todo si tienes el sueño ligero. Así que, aunque no es lo ideal, puedes recurrir a los tapones para los oídos.

 

Dale al deporte

Si haces actividad física a lo largo del día verás como tu cuerpo está deseando descansar cuando llegue la noche. Sin embargo, no es recomendable hacer deporte demasiado tarde o tu seguirás activo cuando te metas entre las sábanas.

 

Presta atención a la comida y a la bebida

No pasa nada por tomar un café en el desayuno o después de comer. Pero no después de cenar. Y si la cafeína te desvela, aléjala de ti. También tienes que tener cuidado con las comidas pesadas y picantes que te pueden hacer pasar una mala noche. Mejor cena ligero y como mínimo un par de horas antes de acostarte.

 

Póntelo fácil

Si estás viendo una peli de explosiones y acción, apagas la pantalla y te vas a dormir, puede que tu cerebro siga en la escena donde lo dejaste. Y, lo sentimos, pero lo mismo pasa con tik tok o Instagram. Aparca las pantallas un buen rato antes de irte a la cama y cámbialas por un ratito de lectura, una ducha relajante o unos minutos de meditación. De verdad, si acostumbras a tu cuerpo a ciertos hábitos, él responderá como esperas.
No parece tan difícil, ¿no? Simplemente se trata de ir incorporando estas rutinas poco a poco y verás cómo mejora la calidad del descanso. Pruébalo y nos cuentas, ¿te parece?
 
Dulces sueños, amig@.

 

(0) comentarios