"Somos lo que comemos". Seguro has escuchado esta frase antes, pero ¿alguna vez te has detenido a pensar en su verdadero significado? Nuestra salud está intrínsecamente ligada a la materia con la que “alimentamos” nuestro cuerpo. Por eso, cada elección alimenticia que hacemos tiene un impacto directo en cómo nos sentimos, nuestra energía y, en última instancia, nuestra calidad de vida. En este artículo exploraremos cómo nuestras elecciones en la mesa definen nuestro estado de bienestar y cómo podemos tomar decisiones más conscientes para mejorar nuestra salud.

 

La importancia de una dieta equilibrada

Es así de sencillo: una dieta equilibrada es la base de una buena salud. Cada grupo de alimentos aporta nutrientes esenciales que nuestro cuerpo necesita para funcionar correctamente. Las proteínas construyen tejidos, los carbohidratos proporcionan energía, las grasas saludables son necesarias para las funciones celulares y las vitaminas y minerales son clave para una variedad de procesos biológicos. Ahora plantéatelo, ¿qué incluyes en tu plato habitualmente? ¿Estás obteniendo todos los nutrientes necesarios?

 

Pon la mirada en el futuro
 

Quizá los resultados de tener una mala nutrición no los notes en el aquí y el ahora, sobre todo si eres joven, pero las elecciones alimenticias que hacemos pueden tener un impacto duradero en nuestra salud a largo plazo. Si en tu carro de la compra entran muchas frutas, verduras y legumbres puedes reducir el riesgo de enfermedades crónicas como la diabetes y las enfermedades cardíacas. Por otro lado, una dieta alta en alimentos procesados y azúcares puede aumentar el riesgo de desarrollar estas afecciones. Cuando escoges en el día a día, ¿estás premiando una complacencia momentánea por encima de un futuro con una salud más fortalecida?

 

Energía y alimentación

¿Alguna vez te has sentido cansado y sin energía después de una comida pesada? La relación entre la comida y la energía es directa. Una dieta equilibrada y con todos los nutrientes proporciona una energía constante y sostenible, mientras que las comidas cargadas de azúcares pueden causar picos y caídas de energía. ¿Cómo puedes mejorar tu dieta para mantener niveles de energía estables durante todo el día?

 

No solo es una cuestión de peso

El control del peso tiene una relación directa con la alimentación. Mantener una dieta equilibrada y consciente acompañada de actividad física regular, ayuda a evitar el aumento de peso no deseado. Cuando se mantiene una relación saludable con la comida disfrutamos de los alimentos, del proceso de cocinar y de la parte social que lo rodea. Somos capaces de escuchar y de respetar las señales de hambre y de saciedad de nuestro cuerpo. Mantenemos unos horarios de alimentación adecuados. No experimentamos culpa o arrepentimiento después de comer o ansiedad antes de hacerlo. Y no se cae en el uso de la comida como estrategia para afrontar sentimientos negativos. Y tú, ¿cómo te relacionas con la comida?

 

Haciendo cambios positivos

Si estás pensando en pasar de una dieta llena de fritos o ultra procesados a una dieta de brócoli y manzana… No te queremos desanimar, pero hay muchas posibilidades de que desistas al poco tiempo. El camino hacia una alimentación más saludable puede comenzar con pequeños cambios y estableciendo metas realistas. Adoptar un enfoque gradual es más lógico y más sencillo para ti. Puedes comenzar sustituyendo el tentempié dulce del mediodía por una pieza de fruta. Y después incluyendo más legumbres o sustituyendo parte de la carne que consumes por pescado. Así, poco a poco tus elecciones alimenticias te definirán de una manera más saludable. Cada pequeño gesto cuenta.

Plantéatelo como una inversión en tu salud y bienestar a largo plazo. ¡Recuerda que vas estar con tu cuerpo toda la vida! Así que comienza a cuidarlo, a darle todo lo que necesita y hacer pequeños cambios que van a suponer una gran diferencia.

 

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