Vamos a darte una cifra sorprendente: el 66% de los españoles sufren estrés laboral al menos una vez por semana. Teniendo en cuenta que el trabajo representa una parte muy importante de nuestra vida, es un dato que afecta a nuestra percepción de bienestar. De los factores estresores, muchos de ellos no dependen en gran medida de nosotros, pero en otros sí que tenemos algo que decir y que hacer. Y no, no será necesario dejarlo todo y marcharte al campo a llevar una vida contemplativa. Simplemente incorporar a tu rutina algunas herramientas o técnicas muy útiles para traer algo de calma al presente y un poco de paz mental a nuestro día a día.

 

Mindfulness, tu primera tarea del día

Te espera un día de revisar correos, reuniones, timmings, videollamadas… Comenzar acelerado no es la mejor forma de afrontar todo lo que tienes por delante. ¿Y si dedicas los primeros 10 minutos del día a una pequeña sesión de mindfulness? Solo tienes que poner la alarma un poco antes y tratar de incorporarlo a tu rutina, como el desayuno o cepillarte los dientes. Verás como empiezas el día más sereno y te ayudará a estar más presente y enfocado en cada momento laboral.

  

Practica en cualquier momento

Desde el camino al trabajo, hasta participar en cualquier reunión, hay muchos momentos del día en que puedes practicar la atención plena. En vez de pensar en todas las tareas que tienes pendientes, enfoca todos tus sentidos en lo que estás haciendo en ese momento. Eso hará aumentar tu concentración y tu efectividad. Y cumplir con tus pequeños objetivos diarios, además, te dará más confianza, seguridad y reducirá tus niveles de estrés.

 

Lo que bien empieza…

Puede parecer algo superficial, pero empezar la jornada con el escritorio limpio y en su sitio es el primer paso para tener la mente ordenada. Cuando lo tengas listo, siéntate y toma consciencia de tu postura, relajando los músculos. ¿Cómo te sientes? Intenta descubrirlo, respirando conscientemente para alejar cualquier tensión que puedas experimentar.

 

¿Quieres ser más eficiente? ¡Descansa!

Nadie puede mantener la misma concentración e intensidad durante horas, así que, haz pequeños descansos. Levántate, comparte un café con un compañero, estírate… y aprovecha para respirar profundamente. Estos pequeños puntos y seguidos a lo largo de la jornada laboral son muy importantes para cargar pilas y reducir el cansancio. Y te ayudan a llegar al final del día con menos sensación de agotamiento.

 

Vamos a poner un poco de orden

Cuando tenemos una agenda bien repleta y parece que todo es urgente, tendemos a entrar en una espiral de querer hacer muchas cosas al mismo tiempo, lo que al final ralentiza los resultados y nos agota mentalmente. Así que, es mejor evitar la multitarea y enfocarte en una sola cosa. Evalúa todo lo que tienes por delante y establece un orden de prioridades.

 

Desconectar también es una tarea

Darle vueltas a cosas del trabajo cuando no estás en el trabajo no suele ser productivo ni funcional. Es decir, en la mayoría de las ocasiones no solucionas nada. Así que, haz que tu tiempo libre cuente. Busca hobbies que te gusten, practica deporte con algún amigo, vuelve andando del trabajo, ve a ver una exposición o apúntate a algún curso que llevas tiempo posponiendo. Cuando retomes tu actividad laboral será como si estuvieras renovado.

 

Ponlo todo en la balanza

En muchas ocasiones nuestra mente tiende a dar más importancia y recordar solo aquello negativo que nos ha pasado. Y claro, no es la mejor forma de conciliar el sueño. Sin embargo, seguro que también has vivido, por pequeñas que sean, muchas cosas positivas: una conversación, una reunión que ha salido bien, alguien que te has encontrado y que hacía tiempo que no veías…. también tienes que darles importancia a todos estos acontecimientos para equilibrar la balanza. Se trata de mantener una perspectiva positiva, o por lo menos realista, para que no te acuestes con un nubarrón de pensamientos negativos en la cabeza. Verás cómo al día siguiente comienzas con energías renovadas.

 

¡Ah! Y una cosa importante: recuerda que el mindfulness y la atención plena requiere cierta práctica diaria. Pero ya verás, incorporando algunos de estos tips notarás que tienes otra actitud y afrontas tus tareas con mayor serenidad y confianza. Así que… ¿comenzamos?

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